Alguém diz com lentidão:
“Lisboa, sabes…”
Eu sei. É uma rapariga
descalça e leve,
um vento súbito e claro
nos cabelos,
algumas rugas finas
a espreitar-lhe os olhos,
a solidão aberta
nos lábios e nos dedos,
descendo degraus
e degraus e degraus até ao rio.Eu sei. E tu, sabias?
Eugénio de Andrade, in Até Amanhã, 1956
Lisboa, “la ciudad de la luz” recibe cada año miles de turistas atraídos por su encanto, por su elegancia, por sus contraste y como no, por su luz.
Puede que si nunca has estado en la ciudad y la visitas por primera vez te sorprenda nada más entrar con el contraste de edificios cuidados y otros en los que el paso de los años ha hecho mella y están en proceso de rehabilitación. Pero aún esa decadencia se vuelve maravillosa si miras el conjunto de la estampa. Lo que tenéis que tener en cuenta si os decantáis por este destino es que la cámara de fotos con buena resolución es un imprescindible en vuestra maleta para capturar cada rincón de la ciudad.
Os aseguramos que vuestro viaje de vuelta estará marcado por la añoranza en el alma. La melancolía y la tristeza por tener que despedirte de esas calles estrechas, esas cuestas que te llevan al cielo y la luz; esa luz transparente, blanca y clara que nos permite disfrutar de un atardecer al borde del Tajo en el que desconectar del mundo.
Es una opción perfecta como escapada de fin de semana y para haceros más fácil la organización os vamos a proponer un itinerario de 48 horas en las que podréis conocer algunos de los lugares más emblemáticos de la capital lusa.
El tranvía, las tabernas, las plazas con flores y un café en A Brasileira, son algunas paradas obligatorias en nuestro recorrido. Todo ello con una banda sonora única; los fados. ¿Te vienes de viaje con nosotros?
Viernes por la tarde. La Baixa
Una buena opción para aprovechar la tarde es conocer La Baixa, la parte baja de la ciudad, ideada y trazada por el Marqués de Pombal tras el terremoto de 1755. Nuestro punto de inicio es la Plaza de los Restauradores en la que la Avenida más importante de Lisboa tiene su inicio; La Avenida da Liberdade que sirve de unión con la Plaza del Marqués de Pombal, donde comienza la moderna Lisboa.
La Plaza del Comercio, junto al río, actúa como un eje distribuidor y como punto de encuentro. Atravesando su Arco de triunfo, nos podemos perder en las numerosas tiendas que se encuentran en la Rúa Augusta y pasear por las calles gremiales que la cortan – Áurea o Prata, iglesias como la de São Domingos y plazas llenas de vida, como la de Figueira – con sus pintorescas casas abuhardilladas – y el Rossio; uno de los lugares con más vida de Lisboa donde se encuentra el Teatro y la preciosa estación de metro con puertas en forma de herradura. Aquí podemos tomar una “bica” (café) acompañado de un pastel de nata – un auténtico placer para el paladar – en dos de los cafés más importantes, La Pastelaria Suíça y el Café Nicola, inaugurados ambos en la primera mitad del siglo XX.
Nuestra siguiente parada en el mapa es el Elevador de Santa Justa, un ascensor con aires de Torre Eiffel, en el que podréis disfrutar de una maravillosa panorámica de la ciudad y sentir que tocáis el cielo.
Después de este paseo a pie podemos coger el tranvía número 12 que nos hará un recorrido por el barrio con el que conocer todos sus rincones. Antes de ir a cenar, Lisboa nos tiene preparada una sorpresa, un bello atardecer desde el río en la Plaza del Comercio, donde veremos el sol ocultándose en el horizonte detrás del Puente 25 de abril.
Después de este regalo para nuestro ojos, toca satisfacer al estómago. Nuestra recomendación es un pequeño restaurante situado en la Rúa da Prata que recibe el nombre de la misma – Rúa 52 – en el que debéis dejaros asesorar por sus camareros y degustar entre otros, unas deliciosas croquetas de allheiras o un risotto de Camarão. La idea en este local es que cenéis compartiendo varias tapas; de esta forma todos podréis probar más de un plato.
Sábado por la mañana. Castillo de San Jorge y Alfama.
Esta propuesta de viaje está pensada para que aunque hayáis llegado en coche, lo dejéis aparcado y optéis por desplazaros en el transporte que os ofrece la ciudad y para ello lo mejor es que compréis un abono para todo el día.
En la Plaza Figueira podréis tomar el tranvía 28 que os llevará hasta las puertas del Castillo de San Jorge y de paso os hará disfrutar de un recorrido por los diferentes barrios que rodean al castillo – La Mouraria y La Alfama -. Desde allí tendréis Lisboa y el Tajo a vuestros pies. El Barrio de La Alfama es romanticismo y nostalgia, un viaje a otro tiempo; al de los pescadores. Es el más antiguo de la ciudad, un arrabal de origen medieval y un auténtico laberinto en el que la poderosa Catedral “La Sé” se esconde entra sus calles que suben y bajan al compás del tranvía 28 y en el que los fados son su banda sonora.
Si queréis comer en este barrio podréis disfrutar de sus modestos y populares restaurantes en los que acompañar la comidas con fados en directo.
Sábado por la tarde. Chiado y Bairro Alto
En Lisboa todos los caminos nos llevan al Chiado, el barrio que ardió en 1988 y que hoy, totalmente renovado, continúa siendo el corazón de la ciudad. La Rúa Garret es la principal que se ramifica en pequeñas calles y patios casi secretos a los que es obligatorio asomarse para descubrir pequeños cafés, librerías y tiendas vintage. En ella se encuentra el café A Brasileira, cuya terraza preside una escultura de Fernando Pessoa.
Para llegar a este barrio moderno y elegante, conocido como el “Montmartre” de Lisboa, podemos coger el tranvía 28, el Elevador de Santa Justa o el Elevador da Gloria.
Los comercios más modernos y bohemios se sitúan en los límites del Bairro Alto, desde donde podremos admirar la belleza de esta ciudad. Si por casualidad el día de visita os acompaña el sol y necesitáis un poco de sombra, el cedro de Buçaco es es lugar perfecto para descansar. Este árbol preside el hermoso jardín de Príncipe Real, próximo a la plaza de las Flores.
En cualquiera de estos dos barrios podéis cenar y tomar algo después. Nuestra recomendación es la Cervejaria Trindade, situada en un antiguo convento y en la que sus camareros os recibirán vestidos como monjes.
El Bairro Alto es el punto de encuentro más importante para dar comienzo a la vida nocturna en Lisboa. Su ambiente y manera de disfrutarlo es peculiar. En sus pequeños bares compras la bebida y la disfrutas en la calle mientras charlas con tus amigos.
Si por el contrario preferís disfrutar de la noche en otras zonas, en Santos podréis encontrar pequeños bares de copas. Uno de ellos es Vaca Louca. Otra opción es la zona de las Docas.
Domingo por la mañana. Barrio de Belém.
En este barrio os vais a encontrar con las dos joyas de la ciudad: el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém. Si visitáis esta zona un domingo de la mañana podéis tener la suerte de que muchas de sus visitas son gratuitas.
Para llegar podéis coger el tranvía 15 en la Plaza do Comercio. Además de estas dos joyas, en esta zona está el Puente 25 de Abril, el Monumento a los Descubrimientos y el Museo Nacional de Carruajes. Y por supuesto, no nos olvidamos de la fábrica de Pastéis de nata, obligatoria para visitar y comprar estos pequeños dulces que harán las delicias de los más golosos.
Nuestra propuesta de itinerario finaliza aquí pero os aseguramos que os habréis quedado con ganas de volver. Quien conoce Lisboa se enamora
Ya se habrá hecho tarde pero en 48 horas habréis visto Lisboa lo suficiente para saber que tenéis que volver.